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BLOG: LA CASA SE MUEVE

Inma Bermúdez. Diseño cercano, estético y funcional

01 / 01 / 2019

Desde su estudio a las afueras de Valencia, la diseñadora industrial Inma Bermúdez, aparte de ser hasta ahora la única española que diseña para Ikea, trabaja para algunas de las marcas españolas más prestigiosas, como Lladró –junto a Jaime Hayon–, Marset o Habitat, entre otras, así como para firmas internacionales como la francesa Pottias o la china ZaoZuo. Con su ingenio creativo, Inma Smart’, como es conocida entre sus compañeros de Ikea,  ha conseguido plasmar su visión de un diseño cercano y funcional, aportando soluciones que facilitan el día a día en nuestras casas.

El lavabo Lillången fue el primer diseño de Inma Bermúdez para Ikea. Se puso a la venta en 2011 y hoy es uno de los productos estrella de la multinacional sueca.

Inma Bermúdez (Murcia, 1977) trabaja por encargo, pero la gran mayoría de sus productos se pueden conseguir en tiendas de fácil acceso. Seguramente tengas uno en casa o lo hayas visto en la de alguno de tus amigos o familiares, ¿te suena el lavabo Lillången? Sí, un lavabo integrado en un armario de una pieza con todo tipo de gadgets acoplados (toalleros, jaboneras, percheros, griferías…), ideal para espacios reducidos. Fue su primer diseño, con el que se estrenó como diseñadora en 2006 para Ikea. Su éxito fue fulgurante y hoy, doce años después, sigue siendo uno de los objetos más vendidos de la multinacional sueca.

Inma Bermúdez con su pareja, Moritz Kefter, en su casa-estudio a las afueras de Valencia.

De vocación temprana en el mundo del diseño, esta murciana criada en Valencia –a los 12 años años ya dibujaba los muebles y complementos que quería para decorar su habitación, e incluso, su futura casa– comenzó su carrera estudiando Diseño Industrial en el CEU de Valencia. Siendo estudiante, solicitó una beca Erasmus que le otorgaron en Alemania y allá que se fue sin tener entonces ningún conocimiento del idioma (tenía 21 años). Recaló en Pforzheim y en una de las mejores escuelas de Europa, donde no solo aprendió alemán sino que allí empezó su carrera como diseñadora industrial.

En el verano de 2002 le llegó su gran oportunidad. Durante uno de los cursos que organizan cada año el Vitra Design Museum y el Centro Pompidou en el suroeste de Francia, Inma congenió con Siga Heimis, una de las profesoras que impartía los talleres y que colaborara como diseñadora en Ikea. A Heimis le gustó tanto su trabajo que se comprometió a llevar el CV de la española al gigante sueco. Unos meses después, se instalaba en Estocolmo para trabajar como becaria en Ikea. Su primera colaboración en el departamento de baño fue la creación de uno de los lavabos más vendidos de la firma, el ya mencionado Lillången. 

Piezas de la colección Metropoli, para la firma valenciana Lladró. 

Pasados dos años, decidieron contratarla pero, para entonces, Inma estaba pensando en regresar a Valencia tras haber pasado seis años en el extranjero, completado su formación en Alemania, Suecia y Francia. Su amigo Jaime Hayon, al que había conocido a través de su mujer, Nienke Klunder, en Francia, le había propuesto trabajar para la firma valenciana Lladró. Antes de embarcar en este nuevo proyecto, puso la condición de poder seguir colaborando con Ikea y para otras empresas, un deseo que fue aceptado sin cortapisas.

Lurvig, primera colección para mascotas de Ikea, diseñada por Inma Bermúdez.

Hoy día, en su casa-estudio valenciano, sigue recibiendo nuevos encargos de Ikea como diseñadora freelance, ampliando el catálogo de la firma con productos funcionales, ingeniosos, divertidos y de fácil almacenaje, como es el caso de Lurvig, la primera colección para mascotas de Ikea. Sin embargo, con Lladró, ha podido plasmar su faceta más creativa y artística. En la firma valenciana, Inma ha descubierto la importancia del ornamento y la decoración. Junto con Jaime Hayon y a los artesanos y pintores de la manufactura valenciana, ha conseguido modernizar y revalorizar la imagen de la firma, con colecciones como «The Parrots Party» (2010) o «Metropolis» (2011).

Lámpara portátil FollowMe, editada por la firma Marset Barcelona.
The flower vase π, serie de floreros fabricados en metal laqueado, para la firma china ZaoZuo.

Otro de sus proyectos más reconocidos es su lámpara de mesa FollowMe. Una lámpara autónoma, con tecnología LED, portátil, inteligente y económica, editada por Marset para su catálogo 2014, que ha llegado al MoMa y al Pompidou. Inspirada en otra del catálogo de los 70 de la marca catalana, la Flass, esta pieza se basa en los candiles y quinques tradicionales, cuya luz acompañaba al portador a todas partes. «Yo quería crear un objeto cálido que enamorase y creo que lo he conseguido. Recibo muchos mensajes de personas que la disfrutan y esa, creo, que es la mayor recompensa de un diseñador», explica la diseñadora.

Kílim, realizado en poliéster reciclado, para Now Carpets.
«Chandelier», para Habitat. Basado en los modelos de la década de los años 50 del siglo XX, está fabricado con tubos metálicos terminados en 14 puntos de luz.

Reconoce disfrutar con su trabajo y le ilusiona cada nuevo proyecto que llega a su estudio procedente de empresas tan lejanas como, por ejemplo, la china Zaozuo. Con ellos empezó trabajando en dos proyectos que ahora se han visto aumentados en más de media docena y con productos tan dispares como lámparas de mesa, estanterías metálicas de pared, floreros, mesas auxiliares o alfombras, entre otros.

Colección Tillfälle (2016) para Ikea.
Colección Rubber, para la firma Pottias. Todos los artículos están hechos de caucho reciclado de neumáticos, cinturones de seguridad y bandas reflectantes.

Poco amiga de entrevistas, autopromociones y de sentirse incómoda frente a una cámara, Inma Bermúdez ha declarado en varias ocasiones que a ella lo que le gusta es trabajar, «dar todo lo que pueda y que me quieran por mí misma y por mi trabajo. No hace falta que todo el mundo se entere de lo que hago y de que tenga que hablar bien de mí misma».

Inmersa en numerosos proyectos, desde que regresó a España, reconoce que donde más cómoda se siente es en su casa-estudio a 20 km de Valencia, una casa de cristal y cemento planeada por ella y por su pareja, el arquitecto alemán Moritz Kefter «mi media cabeza y la parte más técnica de nuestro estudio, el mago que convierte mis ideas en prototipos que se pueden tocar», afirma la diseñadora.

Rodeada de naranjos, su propio huerto, con gallinas y tres perros. Es su particular refugio, en el que cohabitan sus diseños con otros objetos heredados. Un espacio muy personal que, como su diseño, resuelve problemas y emociona.

Texto: Carmen González
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