El edificio de Serrano 92 es un ejemplo vivo de las edificaciones que aún se mantienen fieles al planteamiento original de las viviendas de esta zona, promovido por el Marqués de Salamanca a partir de 1860. Aunque conocido popularmente como “barrio de Salamanca”, en realidad se trata de un distrito con seis barrios administrativos. El barrio al que pertenece el edificio de Serrano 92 es “Castellana”, ya que se encuentra a una cuadra escasa del principal paseo que vertebra la capital.
El Ensanche de Madrid en esta zona este de la ciudad se desarrolló en varias fases a partir de su aprobación en 1860. Se tomó como punto de partida el ordenamiento urbano que hiciera Haussmann en París a mitad del siglo XIX, al que se sumó poco después el Eixample de Barcelona dirigido por Idelfonso Cerdá. En Madrid, el Plan de Carlos María de Castro, el urbanista que llevó a cabo el proyecto, estaba destinado a ampliar la ciudad más allá del casco urbano, para dar cabida a la creciente población que se hallaba en graves problemas de viviendas y salubridad. El Plan preveía nuevas zonas hacia el norte, noroeste y, más adelante, sur de la ciudad.
La zona noroeste tuvo como principal promotor a José María de Salamanca, un astuto hombre de negocios que se había enriquecido gracias a la construcción de las diferentes vías de ferrocarril y a sus arriesgadas inversiones bancarias. En 1858 empieza a adquirir los terrenos al este del Paseo de Recoletos, llegando a sumar más de 900.000 metros cuadrados 5 años después. En 1864 empieza las primeras edificaciones en la primera mitad de la calle Serrano y sus alrededores. No obstante, la acuciante crisis económica y la falta de liquidez, le obligó a vender al banco los 37 edificios construidos desde la calle Villanueva hasta Juan Bravo en 1869.
En estas primeras edificaciones se seguirían las ordenanzas del Plan Castro, principalmente, en la creación de edificios de 3 y 4 plantas, con un gran patio de manzana ajardinado. Además, debían tener 2 o 3 patios de luces interiores, para procurar luz y ventilación. En cuanto a la fachada, se buscaba una uniformidad exterior, con una composición sencilla y sobria de estilo neoclásico francés, siguiendo las pautas estéticas (aunque con notarias diferencias) del barrio de Saint-Germain-des-Pres en París.