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El blog de Casa Decor: La casa se mueve
BLOG: LA CASA SE MUEVE

Un recorrido por Almagro, en Chamberí: el barrio de Casa Decor 2025

10 / 12 / 2024
Foto: Nacho Uribesalazar para Casa Decor

Casa Decor vuelve a Chamberí, un distrito especialmente apegado a la historia de la Exposición. Fue en 1997 cuando se hizo la primera edición en esta zona, a la que hemos vuelto ya en siete ocasiones. Por su céntrica ubicación, Chamberí es hoy una de las zonas más demandadas y privilegiadas de la capital. Cuenta con seis barrios repartitos en 4,6 km2: Almagro, donde se halla nuestro edificio, Trafalgar, Arapiles, Vallehermoso, Ríos Rosas y Gaztambide. Todos ellos, barrios castizos como ya quedan pocos dentro de la almendra madrileña, rebosantes de vida, pequeños comercios, bares de tapas y vecindades seculares…, pero también de oficinas, escuelas y colegios, hospitales y administraciones públicas. Una pequeña ciudad en sí misma, trazada con cierto ordenamiento de manzanas y atravesada por avenidas y calles anchas, arterias de la ciudad (Santa Engracia, Fuencarral, José Abascal, Los Bulevares…). Aunque no siempre fue así.

Foto: Nacho Uribesalazar para Casa Decor

Lo mejor del Madrid clásico y moderno

Reconocido por sus imponentes edificios de estilo neoclásico y modernista, Almagro fue en su origen un enclave aristocrático que, a lo largo de los siglos XIX y XX, se convirtió en hogar de diplomáticos, intelectuales y figuras de la alta sociedad. Muchas de sus viviendas mantienen la elegancia de aquella época, con fachadas que evocan la opulencia de un Madrid que, aunque moderno, conserva su aire señorial.

Estamos en un lugar perfecto para perderse entre calles llenas de historia, arte, arquitectura y una oferta gastronómica única. Monte Esquinza, Caracas, Fortuny, Fernando el Santo, Zurbano… nos transportan a un Madrid de finales del siglo XIX y principios del XX, con fachadas que recuerda a los barrios más elegantes de París.

El palacio, construido entre 1910 y 1911 según el proyecto de Enrique María Repullés, fue la última casa y taller del pintor Joaquín Sorolla, quien participó activamente en su diseño, como reflejan algunos de sus dibujos. El acceso principal es a través de un pórtico de ladrillo con hojas de chapa repujadas decoradas con grutescos, que conduce a un jardín diseñado por el propio artista. La entrada principal, cobijada por un porche con dos arcos de medio punto sostenidos por cuatro columnas, conecta con la planta noble, donde se encontraban las zonas domésticas, el salón, el comedor, y tres estudios contiguos diseñados para el trabajo del pintor, con techos altos e iluminación abundante, accesibles desde el jardín. La primera planta alojaba los dormitorios de la familia, mientras que la segunda se destinaba a los dormitorios del servicio. La planta semisótano contenía la cocina, otras dependencias y la vivienda de los guardeses. El interior, perfectamente conservado, es un ejemplo representativo de una casa de principios del siglo XX, con decoraciones coloristas creadas en gran parte por Sorolla, que reflejan la estética luminosa y vitalista de su obra.
La sede del Defensor del Pueblo de España se ubica desde 1983 en el antiguo palacio de los marqueses de Bermejillo del Rey, también conocido como Palacio Bermejillo, en Eduardo Dato. Fue proyectado por Eladio Laredo en 1913 y construido de 1913 a 1916. Es un edificio de estilo neoplateresco, pero reúne elementos modernistas y detalles románticos. Foto: J.L. de Diego – Madripedia
El edificio, originalmente un palacete urbano con jardín interior, fue construido entre 1889 y 1893 como residencia de Guillermo de Osma y Adelaida Crooke. Diseñado por Enrique Fort Guyenet, se inspira en la arquitectura árabe, especialmente en la Giralda sevillana, con un cuidadoso tratamiento de los huecos y la decoración. En 1912, Luis Mosteiro Canas realizó reformas, y en 1916 se adaptó el edificio para albergar una fundación y un museo, con el arquitecto García Cabrera encargado de remodelar el interior y añadir un pabellón neomudéjar con una portada neogótica en la calle Fortuny. En 1946, López Otero añadió un ala oeste con fachada hacia la calle Eduardo Dato, prolongando el estilo neomudéjar. Restaurado recientemente por la Comunidad de Madrid, el edificio conserva sus ricos interiores, una espléndida escalera, y alberga una notable colección de tejidos, cerámicas, azabaches, orfebrería, pinturas, armas, monedas, además de una biblioteca y un archivo institucional. Foto: Cortesía Ayuntamiento de Madrid
En la calle Alcalá Galino se encuentra el Palacio Marqués de Villamejor, diseñado por José Purkiss y con probable intervención del arquitecto Pascual Herráiz, quien trabajó frecuentemente para el marqués de Villamejor, fue inicialmente residencia de este marqués. Tras su fallecimiento y el de su viuda, el palacio fue vendido al infante don Carlos de Borbón y Borbón, quien lo habitó junto a su esposa, doña María Luisa de Orleáns. En 1914, don Carlos cedió el edificio al gobierno de Alfonso XIII para instalar la Presidencia del Consejo de Ministros, siendo transformado por José Espelius y Anduaga.
Diego Méndez asumió su conservación en 1955, realizando algunos cambios, incluida una reforma en 1975 para añadir un pabellón de cafetería. El edificio tiene planta rectangular en torno a un patio, con una fachada simétrica y un cuerpo central adelantado en la planta baja. Su estilo neoclásico madrileño del siglo XIX combina ladrillo y piedra al estilo de Villanueva, pero con mayor riqueza decorativa. En el interior destacan los espléndidos salones y escaleras, que aún conservan gran parte del mobiliario original. Foto: Cortesía Ayuntamiento de Madrid.

A lo largo del recorrido, encontrarás rincones tan emblemáticos como el Museo Sorolla y la Fundación Francisco Giner de los Ríos, ambos situados en el  Paseo del General Martínez Campos, que son ejemplos perfectos de la riqueza cultural del barrio. El Palacio de Bermejillo, en Fortuny, es otro de los edificios históricos que rememoran el esplendor aristocrático de la zona. A pocos pasos, Casa Garay, en la calle Almagro, una de las mejores muestras de arquitectura regionalista de principios del XX. Estos edificios, junto con palacetes, como el Palacio de Zurbano y el Palacio de Santo Mauro, que actualmente alberga un hotel de lujo, son testigos del pasado glorioso del barrio, que sigue siendo una de las zonas más sofisticadas de Madrid.

Mandado construir a comienzos del siglo XX por el empresario vasco y diputado Antonio Garay, el palacete situado en el número 42 de la calle Almagro es, desde 1979, la sede del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. En 1914 el arquitecto bilbaíno Manuel María Smith e Ibarra inició la construcción de esta casa palacio, conocida como Casa Garay, un ejemplo de arquitectura regionalista. Junto al palacete, construyó también la casa de guardeses y un edificio de viviendas para alquilar.
La Norman Foster Foundation se encuentra en la calle Monte Esquinza, en un palacete diseñado por Joaquín Saldaña en 1912 para el Duque de Plasencia. Desde los años treinta, sus espacios han albergado la Embajada de Turquía durante medio siglo, y más recientemente la sede de un importante banco español. La Fundación ha llevado a cabo importantes reformas para devolver al palacio su esplendor original. Las diferentes salas distribuidas en las cuatro plantas del palacete albergan en la actualidad una combinación de galerías, archivo, biblioteca y espacios de estudio y trabajoFoto: Nigel Young / Cortesía Norman Foster Foundation

No podemos olvidar la Norman Foster Foundation, ubicada en una esquina privilegiada de la calle Monte Esquinza. Este centro cultural y de diseño contemporáneo, inaugurado en 2006, refleja el espíritu innovador de su fundador, el arquitecto británico Norman Foster.

La estatua dedicada a Manuel Alonso Martínez (1827-1891), jurista y político burgalés autor del Código Civil de 1888, fue inaugurada el 13 de enero de 1994 por el alcalde José María Álvarez del Manzano. Impulsada por la Asociación de Profesores de Derecho Civil y financiada con 13.478.819 pesetas por la Fundación Cultural del Colegio de Arquitectos de Madrid, esta obra surgió de la colaboración del arquitecto Joaquín Roldán, autor del diseño del pedestal, y del escultor José Luis Parés Parra, destacado escultor y catedrático de la Universidad Complutense. Foto: Cortesía del Ayuntamiento de Madrid
La estación Alonso Martínez del Metro de Madrid, ubicada bajo la plaza del mismo nombre entre los barrios de Justicia y Almagro, sirve a las líneas 4, 5 y 10, y homenajea al jurista Manuel Alonso Martínez. Inaugurada en diferentes etapas, la línea 4 abrió el 23 de marzo de 1944 con andenes poco profundos y dos vestíbulos. Los andenes de la línea 5, con un diseño de semiestaciones separadas por un tabique, comenzaron a operar el 2 de marzo de 1970, conectados al vestíbulo principal mediante escaleras mecánicas. La línea 10, también con semiestaciones, se inauguró el 18 de diciembre de 1981 a mayor profundidad, con acceso a través de escaleras mecánicas y un pasillo comercial. Entre 2000 y 2002, los andenes de la línea 10 fueron ampliados para adaptarlos al gálibo ancho.

La plaza de Alonso Martínez

En este vibrante cruce de caminos convergen Génova, Almagro, Santa Engracia, Sagasta y la plaza de Santa Bárbara, que se encuentra en el costado sur. Inicialmente conocida como la Glorieta de Santa Bárbara debido a la ubicación de la histórica Puerta de Santa Bárbara, adoptó su nombre actual en 1891, en honor a Manuel Alonso Martínez, el jurista y político que desempeñó un papel fundamental en el desarrollo del Canal de Isabel II. La plaza, cargada de historia, también fue escenario del antiguo Circo Colón, que estuvo en funcionamiento entre 1889 y el cambio de siglo, y que se encontraba entre las calles Almagro y Santa Engracia.

En 1902, la plaza vivió uno de sus momentos más emblemáticos con la inauguración de una estatua de Quevedo, esculpida por Agustín Querol y erigida en su centro, aunque más tarde, por motivos de tráfico, sería trasladada a la Glorieta de Quevedo. Durante el siglo XX, la plaza fue testigo de la inauguración de la estación de Metro de Alonso Martínez en 1944, un hito que conectó aún más este núcleo con el resto de Madrid. A la misma época pertenece la famosa Cervecería de Santa Bárbara, que se convirtió en un punto de encuentro popular, y un templete de piedra diseñado por el arquitecto Manuel Valcorba, que albergaba una librería y urinarios públicos, y que sería demolido en 2009.

Foto: Nacho Uribesalazar para Casa Decor

La calle Sagasta

El edificio que acogerá Casa Decor 2025 –propiedad de Impar Capital, nuestro patrocinador principal en esta edición– se encuentra en una de las vías más representativas de Madrid y marca la división entre los barrios de Trafalgar y Justicia, que pertenecen a los distritos de Chamberí y Centro, respectivamente. Esta calle, que conecta la Glorieta de Bilbao con la Plaza de Alonso Martínez, tiene una rica historia que se remonta a los siglos XVII y XVIII.

Aunque ya aparecía en los planos de Texeira (1656) y Antonio Espinosa de los Monteros (1769), en ambos casos sin nombre, originalmente era un estrecho y apartado camino. Fue en 1889 cuando comenzó a tomar la forma espaciosa que conocemos hoy. El nombre de la calle fue otorgado en honor al destacado político liberal Práxedes Mateo Sagasta, natural de Torrecilla de Cameros, La Rioja, y figura clave en la historia de España durante el siglo XIX.

En cuanto a la disposición de las calles aledañas, por el lado de los números impares de Sagasta se conectan con las calles Eguilar, Francisco de Rojas, Manuel Silvela y Covarrubias, mientras que en el lado de los números pares, las calles de Churruca, Larra, Mejía Lequerica, Antonio Flores y Hermanos Álvarez Quintero completan este tejido urbano.

Testigo de la evolución arquitectónica y política de Madrid, la calle Sagasta será escenario de la edición de Casa Decor 2025, un evento que reunirá lo mejor del diseño y la decoración, sumando un nuevo capítulo a la historia de esta emblemática vía.

Texto: Cova Pendones
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