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El blog de Casa Decor: La casa se mueve
BLOG: LA CASA SE MUEVE

Marc du Plantier, el decorador de la alta burguesía internacional.

14 / 09 / 2023

Pintor, decorador, diseñador de muebles, escultor de lámparas de hierro forjado por él mismo, Marc Du Plantier es considerado uno de los artistas más talentosos y brillantes de su tiempo. Figura emblemática de la decoración de los años 40, fue un creador polifacético con una gran cultura académica e inmenso talento que, a lo largo de su trayectoria profesional, pasó del neoclasicismo a un estilo modernista, renovando sus propuestas sin olvidar nunca su búsqueda incansable de la perfección y la belleza.

De técnica refinada y gran elegancia en todas sus creaciones, Marc du Plantier encarna el pináculo del gusto francés, elogiado por su perfecto neoclasicismo, pero con un toque personal que lo diferencia de los demás. A menudo comparado con sus contemporáneos franceses Jean-Michel Frank y Jean Royère, nunca llegó a alcanzar el éxito comercial que éstos obtuvieron, entre otras cosas, porque a diferencia de ellos, Du Plantier no aspiraba a producir en masa, prefería mantener la idea artesanal en la fabricación de sus muebles. Se le puede considerar más artista que empresario.

Sin embargo, a pesar de que Du Plantier siguió suministrando piezas hasta su muerte en 1975, existe un relativo desconocimiento de su obra, hasta llegar a decirse que entre Frank y Royère se encuentra el gran decorador desconocido: Marc du Plantier. Algo que, por fortuna, ha cambiado en los últimos años, gracias a las grandes casas de subastas que han recuperado gran parte de sus diseños, haciéndolos muy apreciados entre los coleccionistas, incluso elevando sus cotizaciones a precios realmente considerables. Conozcamos un poco de la obra de este indiscutible talento de la decoración y el diseño.

De modelo a decorador de la aristocracia

Marc Léo de Nicolas du Plantier nació en 1901 en Madagascar, en el seno de una familia de clase alta. Decidió especializarse inicialmente en matemáticas para ingresar en la Escuela Politécnica, pero se dedicó sin embargo a la arquitectura ingresando en la Escuela de Bellas Artes de París en 1922, siguiendo las enseñanzas de Gabriel Héraud y, al mismo tiempo, las lecciones del pintor Paul Albert. Laurens en la Academia Julian.

Marc du Plantier comenzó su carrera profesional en 1928, en la industria de la moda, haciendo vestuarios para teatro y trabajando como modelo para las casas de moda Jeny y Doucet. No fue hasta un año más tarde cuando decidió dedicarse a la profesión de decorador. Socialmente bien conectado, el decorador reveló al público su primera producción en 1932.

Ese mismo año, se mudó con su esposa a un apartamento en el número 14 del bulevar Suchet de París, que él mismo había decorado. La prensa parisina se hizo eco de la noche en la que Du Plantier recibió a los intelectuales parisinos para mostrarles su suntuosa decoración.

A partir de ese momento, de las sucesivas reuniones en su casa y de las reuniones sociales al más alto nivel a las que acudía, le proporcionaron una clientela, elegante, refinada y adinerada, enamorada de su deslumbrante trabajo, realizando diferentes proyectos de estilo neoclásico atípicos y opulentos, diseñando interiores suntuosos.

Conjunto de seis sillas modelo «Egyptian» (1935). Con estructura en madera de roble, las patas terminadas en estilizadas zarpas de león, las traseras de sable y las delanteras rectas; el respaldo y el asiento tapizados en tela con botones de algodón
Diván «Egyptian», con estructura de metal patinado dorado y superficie acolchada. Este modelo se vió por primera vez en 1932 en el apartamento de Du Plantier, en el bulevar Suchet, París. En 1939, el diseñador realizó una nueva versión en madera de ceruse, de menor tamaño, para su esposa Anne.

Se le encomendó el diseño de interiores integrales en los que trabajó la arquitectura y utilizó una hábil iluminación. Las primeras piezas revelan su gusto por la combinación elegante y refinada de diversos materiales, así como su predilección por el uso de bronces dorados apelando a la gran tradición mueblera francesa así como a una antigüedad idealizada.

Pronto le siguieron varios encargos de la familia de Rothschild y una instalación lumínica no menos notable en una mansión privada de Boulogne en 1935.

Ilustración del comedor del apartamento de Marc du Plantier en rue de Belvédère, París, 1935
Casa de los condes de Elda en Madrid (1939).

El período español

Su trabajo no se limitó al diseño de interiores de la aristocracia francesa, durante más de dos décadas, se convirtió en el decorador imprescindible de la alta burguesía internacional. Sus muebles, lámparas, tapicerías, obras de arte, esculturas… ocupaban un lugar de privilegio en las mejores mansiones de medio mundo, desde París a Beirut, pasado por Madrid, Ciudad de México e incluso en las estancias del Palacio del Elíseo.

En octubre de 1939, a petición del Conde de Elda, Du Plantier dejó París para trasladarse a Madrid. Mientras En los albores de la Segunda Guerra Mundial, España salía de una Guerra Civil, que entre otras devastaciones, dejó pocas casa intactas de la aristocracia. Cuando los españoles adinerados regresaron a Madrid y comprobaron que sus casa habían sido saqueadas, Du Plantier descubrió que no le iba a faltar trabajo.

Tras la decoración integral de la casa de los condes, en 1940, también la hermana de la condesa de Elda le encargó la decoración de casa y la de su marido, el marqués de Morbecq, que se encontraba en el mismo edificio que el de su hermana. A diferencia, del primero, Du Plantier decoró los interiores y también diseñó los muebles de la marquesa de Morbecq. Finalmente permaneció allí más de nueve años debido al éxito de sus piezas neoclásicas en la península, período que se llamó «español».

De regreso a casa con una obra maestra

En 1949, Marc du Plantier regresó a París después de casi diez años de estancia en Madrid. Du Plantier cambió radicalmente su estilo y viró hacia un enfoque mucho más moderno, borrando de su obra cualquier reminiscencia de estilos pasados, favoreciendo la mezcla de elementos de hierro forjado, vidrio y piedras diversas y variadas. Avanzando hacia una depuración y un modernismo cada vez mayores, la obra de Du Plantier no dejará de agradar y le valdrá numerosos encargos oficiales y exposiciones en Francia.

Recién llegado, asiste por segunda vez al “Salon des Artistes Décorateurs” (Salón de Artistas-Decoradores), donde presenta una imponente mesa de comedor (en la foto) con motivos de cuerda en forma de bucle sobre una base de hierro forjado y una tapa de granito con incrustaciones de mármol amarillo Siena, la misma combinación de formas geométricas, materiales y ornamentación que le habían dado fama en las décadas de 1930-1940.

Considerada como una de sus mejores obras, es de una escala y calidad excepcionales, con un elemento decorativo, los cuernos decorativos que elevan la tapa y que recuerdan su larga estancia en Madrid. A día de hoy, solo quedan tres mesas de este tipo.

Sillas con asiento de altuglass tintado (vidrio acrílico) y estructura de metal metal pintado (1970)
Estas dos lámparas de cuernos formaban parte de un conjunto de mobiliario creado por Marc Du Plantier para la cas madrileña de la familia Mirat Diego (1946)

Viajero incansable

Como ya hemos apuntado, Du Plantier recorrió medio mundo –empapándose de la inspiración y conocimientos que recogía en cada lugar– aplicando todo lo aprendido en cada uno de los proyectos que emprendía. 

En 1961, gracias a su encuentro con la condesa Florence de Montferrier, Marc Du Plantier se muda a México y en 1962 abre el espacio “Artedécor”, con una magnífica presentación de luces de hierro forjado. Allí, se rodeó de los mejores artesanos para la fabricación de estas piezas. Esta experiencia mexicana de dos años despertó cierto entusiasmo en el público, que sin embargo no estuvo a la altura de las expectativas del diseñador.

Antes de su regreso definitivo a París, en 1966, su último viaje a Estados Unidos le puso en contacto con el pop art estadounidense inspirando el trabajo que desarrolló en 1968, diseñando y fabricando piezas con nuevos materiales, manteniendo siempre la precisión de su estética clásica, hasta su muerte en 1975.

Una obra imprescindible

Si quieres saber más sobre este artista de elegancia exquisita, la primera monografía dedicada a Marc Du Plantier, escrita por Yves Badetz y editada por Norma, te permitirá redescubrir a uno de los principales personajes de la decoración del siglo XX. Basada en su trabajo a partir de las cartas que escribió a su mujer, el autor de esta monografía afirmó en su momento que compartía “la sensibilidad del poeta, la precisión del arquitecto, la fantasía del artista y la elegancia del hombre de mundo”. Toda una declaración de admiración incondicional.

Texto: Carmen González
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