Miguel Milá, maestro del diseño industrial español
Miguel Milá (Barcelona, 1931) ha desempeñado como pocos un papel fundamental en la historia contemporánea del diseño español. Miembro de la generación de los pioneros del diseño de los años 50, ha dedicado todo su vida a crear objetos cotidianos de gran belleza y funcionalidad «que acompañan y no molestan». Y ha visto cómo algunos de sus muebles, lámparas y complementos, convertidos ya en auténticos clásicos, siguen vigentes desde hace más de medio siglo sin que nada delate su edad.
Diseñador preindustrial
Reconocido como el primer diseñador industrial –junto a su coetáneo y amigo André Ricard–, Milá prefiere autodefinirse como un diseñador preindustrial «porque a mediados de los cincuenta cuando yo empecé apenas había industria en España, era una época de crisis». Desde sus comienzos, ha practicado una filosofía del diseño basada, sobre todo, en la concepción de objetos para la vida cotidiana. Con sus diseños, Miguel Milá ha contribuido, a la modernización conceptual y estética del entorno doméstico y urbano.
Interiorista antes que diseñador
Miguel Milá Sagnier nació en el seno de una familia de la alta burguesía catalana muy vinculada al mundo artístico. Su tío Pedro Milá, encargó a Gaudí la célebre Casa Milá; su hermano Leopoldo diseñó la mítica moto Impala de Montesa y otro de los hermanos, Alfonso, fue el arquitecto del Estadio Olímpico de Barcelona.
A mediados de los cincuenta, abandona la carrera de Arquitectura para trabajar como interiorista en el estudio que su hermano Alfonso tiene con el también arquitecto Federico Correa. De hecho, su primer trabajo como interiorista fue la decoración del despacho de su tía Nuria, que realizó con un sentido minimalista y elegante, en el que utilizó pocos muebles, pero en el que dio gran protagonismo a las lámparas para las que tenía gran habilidad y vocación, como posteriormente ha quedado demostrado.
Ante la escasez de objetos, medios y materias primas de la época, pronto empieza a diseñar sus propios muebles y lámparas, que no tarda en producir a través de su empresa a la que llamó TRAMO (acrónimo de «Trabajos molestos», el mismo nombre de la primera empresa que montó con apenas ocho años, cuyo negocio residía en cobrar a sus hermanos por limpiarles los zapatos, ir a comprar sellos o cargar mecheros y con la que no tuvo mucho éxito). Sin saberlo, había encauzado su carrera hacia el diseño industrial.
Carrera internacional
A partir de ese momento, su carrera fue una escalada hacia lo más alto del diseño industrial español, con gran repercusión internacional. De Tramo surgirán las versiones previas a las famosas lámparas TMC (de 1958 y editada por primera vez en 1960) y TMM de 1961 y una serie de versiones alrededor de la misma idea, que se han convertido en ”iconos del diseño contemporáneo” y que continúan vendiéndose generaciones después, al igual que la lámpara Cesta (1962), la magnífica chimenea A 14 (1977) o la escalera de caracol metálica (1975).
Diseño doméstico y urbano
Ya en al década de los sesenta, participa en la creación del ADI FAD junto a André Ricard, Antonio de Moragas, Oriol Bohigas, Alexandre Cirici Pellicer, Manel Cases y Rafael Marquina, entre otros. Desde su fundación, esta asociación se dedicará a difundir el diseño español en el extranjero y a conectar a los jóvenes profesionales españoles con el exterior.
Durante el postmodernismo, que inundó las vitrinas y exposiciones en los ochenta y noventa de objetos creados por puro divertimento, Miguel Milá, poco amigo de las modas «porque sí» y no muy de acuerdo con el exceso y vitriolismo del diseño de la época, se centró en el interiorismo, a través de su estudio de diseño e interiorismo, en proyectos de casa particulares, en trabajos de exposiciones y en el diseño de mobiliario urbano. De esta época son el banco Neoromántico (1995), la lámpara Estadio y el banco Tram, para las Olimpiadas del 92. También en esos años acomete el diseño del interior de los vagones del Metro de Barcelona, trabajo que se prolongó hasta principios de los noventa.
Una trayectoria jalonada de premios
Durante los casi sesenta años de actividad profesional, este maestro del diseño español ha sido testigo y parte del nacimiento del diseño industrial español a principios de los años 60. Sus diseños, además, están avalados por importantes galardones, entre otros, el Premio Nacional de Diseño Industrial (1987, ex aequo con su amigo André Ricard), en su primera edición; Delta de Oro (1961, 63, 64, 65, 68, 75 y 77); Delta de Oro especial (1986); Delta de Plata (1952, 65, 66, 67, 68, 69, 95, 2003 y 2005), otorgados por ADI-FAD; el Premio Good Industrial Design (1994); y en 2008 recibió el Compasso D’Oro Internazionale como reconocimiento a su trayectoria profesional y su contribución a la difusión del diseño español en el extranjero.
Todo sobre Miguel Milá
Nunca está de más repasar la trayectoria de Miguel Milá, uno de los nombres claves del diseño industrial catalán y español. Referencia para estudiantes y profesionales del diseño y el interiorismo, que a sus 88 años sigue en activo inventando objetos que «hagan la vida más fácil a mucha gente». Una trayectoria de la que ahora es posible disfrutar en el documental «Miguel Milá. Diseñador industrial e interiorista. Inventor y bricoleur», del director Poldo Pomés y producida en colaboración con la marca que ha editado la mayoría de sus creaciones, Santa&Cole.
El documental, que salió a la luz en 2017, pretende dar a conocer al personaje y su obra de una forma tan llana y sencilla como el propio protagonista. Milá explica y discute algunas de sus piezas más emblemáticas y conocidas con reconocidos arquitectos, diseñadores industriales, estilistas y periodistas especializados en diseño industrial de distintas generaciones. Entre otros, André Ricard, Fernando Amat, Victoria Garriga, Curro Claret, Igor Urdampilleta y Toni Arola. Buena parte de estas conversaciones tienen lugar en el interior de la galería Vinçon días antes de su cierre definitivo. Otras transcurren en el taller de su casa y en el Círculo Maldá, donde solía cantar con su grupo hasta hace pocos años.