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Espacios públicos

El interiorismo de estos restaurantes de Chamberí lleva la firma de profesionales que han pasado por Casa Decor

04 / 02 / 2025
Foto: Salva López

Seguimos inspeccionando el barrio de Casa Decor 2025. Porque sí, sabemos que Chamberí es un paraíso del diseño, la arquitectura y el arte, pero… ¿qué sería de un barrio así sin una gastronomía a la altura? Mientras recorremos sus calles entre fachadas majestuosas y esculturas que cuentan historias, descubrimos que aquí también se come bien, y no solo eso, sino que se hace en escenarios diseñados por profesionales que han participado en distintas ediciones de Casa Decor.

Desde interiores que nos transportan a la Italia más auténtica hasta espacios que reinventan el lujo desde la sencillez, Chamberí esconde algunos de los restaurantes más bonitos de Madrid. Lugares donde el interiorismo no es solo un telón de fondo, sino parte de la experiencia. Así que, si además de buen comer, te apasiona el diseño, acompáñanos en esta deliciosa ruta.

Foto: Salva López
Foto: Salva López

Gran Café Santander, por Sandra Tarruella y Zooco

Tras el cierre de la mítica Cafetería Santander, un icónico establecimiento madrileño con 52 años de historia, el estudio Sandra Tarruella Interioristas –nuestro Premio de Honor a la Trayectoria Casa Decor 2025–  se encargó de reinterpretar su esencia, actualizándola sin que perdiera su identidad. Así, en 2021, nació el Gran Café Santander, un restaurante ubicado en la Plaza de Santa Bárbara 4, que combina su esencia clásica con una estética inspirada en los años 70.

El espacio, en forma de L, cuenta con grandes ventanales diseñados a doble altura para permitir la máxima entrada de luz. Todos los huecos de fachada se vistieron con toldos en color caldera, como referencia al antiguo rótulo que no pudo mantenerse por normativa.

En el interior, la nueva barra mantiene su ubicación original con un diseño retro de nogal y polipiel en color verde oscuro, acompañada por lámparas de cristal y latón. La pared que queda detrás se revistió con un mosaico de baldosas verde oliva realizadas artesanalmente pare este proyecto, y diseñado Tarruella junto a Elsa Noms, Núria Martínez y Ricard Trenchs.

Los materiales utilizados evocan la época dorada del café: suelos de terrazo en tonos neutros, paredes con paneles de fibras naturales y nogal, y cuadros con imágenes en blanco y negro.

En la parte central de la sala se creó una zona con mesas redondas para grupos, diferenciándose del resto del local a través del pavimento, una alfombra de mosaicos de mármol blanco y negro, e iluminada por lámparas colgantes de latón. La pared del fondo del local se cubrió con rastreles verticales de nogal, que recorren los muros y sirven para camuflar la puerta del office y la cava de vinos, además de servir como barandilla hacia la planta sótano.

La construcción y dirección de obra estuvo a cargo del equipo Zooco.

Salutteria
Salutteria

Salutteria, por Adriana Nicolau

Ubicada en Francisco de Rojas 13, en pleno Chamberí, Salutteria reinventa el concepto de salumería italiana en Madrid. Inspirada en las tabernas tradicionales de Italia, combina la calidez de una trattoria con una cuidada selección de embutidos y quesos artesanales de la más alta calidad.

El diseño, a cargo de Adriana Nicolau, envuelve a los comensales en un ambiente sofisticado y acogedor, donde cada detalle está pensado para evocar la esencia italiana con un toque contemporáneo. La paleta de colores oscuros, la iluminación cálida y los materiales naturales como la madera y el metal crean una atmósfera íntima y elegante. En el interior, destacan las sillas de hierro con líneas curvas, los bancos tapizados y los detalles dorados, que aportan un aire romántico y cosmopolita.

Uno de los grandes protagonistas del espacio es su rooftop, un oasis urbano donde el diseño y la gastronomía se encuentran. Bajo toldos a rayas en tonos cálidos, el suelo en mosaico bicolor y la vegetación cuidadosamente integrada crean un ambiente vibrante y sofisticado. La barra de cócteles, con su estilo artesanal, invita a disfrutar de una velada única con vistas a los tejados de Madrid.

Fotos: Belén Imaz
Fotos: Belén Imaz

Coque, por Jean Porsche

En Marqués de Riscal 11 se encuentra Coque, un espacio de 1.100 m² donde tradición y vanguardia se fusionan. Mario, Rafael y Diego Sandoval, tercera generación de la familia, idearon el espacio que querían, cada uno aplicando querencias y aptitudes, siempre bajo la supervisión global del arquitecto Jean Porsche.

La cocina de Mario Sandoval es creatividad, luz y evolución, pero siempre con raíces en la tradición. Esta filosofía se trasladó al diseño del restaurante, que debía capturar la esencia de los hermanos Sandoval: su vínculo con la naturaleza, el esfuerzo y la pasión por la gastronomía. El local, que antiguamente albergó el mítico Archy, renacía con una identidad completamente nueva, aunque sin olvidar su pasado.

El proyecto parte de la luz, que simboliza la calidez y la energía del espacio, convirtiéndolo en un lugar de reunión, amistad y recuerdos. Se emplearon materiales naturales como piedra y madera, con los que se quiso rendir homenaje a la naturaleza, un principio clave en la cocina de Coque. El diseño del restaurante también abraza la modernidad mediante materiales de última generación, fabricados de forma sostenible para revestir encimeras y paredes. En el techo, la madera crea una estructura visual única, donde cada pieza encaja armoniosamente, al igual que los sabores en los platos que emergen de esta cocina, el verdadero corazón de Coque.

Foto: Luz Estudio
Foto: Luz Estudio
Foto: Luz estudio

Fismuler, por Alejandra Pombo y Arquitectura Invisible

Lo que una vez fue un laberinto oscuro y claustrofóbico, es ahora un espacio luminoso y abierto gracias al proyecto de Alejandra Pombo y Arquitectura Invisible, en colaboración con Pingpong Arquitectura y los chefs Nino Redruello y Patxi Zumárraga. Hablamos de Fismuler, un restaurante ubicado en un semisótano de 420 m² de la calle Sagasta.

La historia de Fismuler comienza con un viaje por Europa, donde Nino y Patxi descubren una nueva cocina nórdica centrada en la sencillez, el respeto por el producto y la sostenibilidad. Inspirados por esta filosofía, el reto fue claro: convertir un antiguo símbolo de la opulencia madrileña –en este mismo espacio se encontraba el mítico Arturo– en un santuario de la autenticidad y la austeridad, sin renunciar a la alta gastronomía.

El edificio centenario que alberga a Fismuler merecía un respeto especial. El equipo realizó una Arqueología Edificatoria para revelar la historia oculta en sus muros, nichos y molduras. La primera intervención fue reabrir antiguos huecos en los muros de carga, transformando lo que eran espacios desconectados en una sucesión de ambientes interconectados, bañados por un 40% más de luz natural gracias a la sustitución de las ventanas traslúcidas por amplios vidrios aislantes.

Desde la entrada, un muro de adobe marca el inicio del recorrido, seguido de texturas de yeso en las paredes y pavimento de baldosa de hormigón recuperada en los pasillos. Este trayecto guía al visitante a través de la bodega, la cocina, las salas y los patios, reflejando en cada rincón la naturalidad que caracteriza la propuesta culinaria de Fismuler.

El proyecto apostó por la eficiencia energética, instalando equipos inverter, recuperadores de calor y una iluminación LED regulable que minimiza el consumo. Además, la reutilización fue clave: sillas recuperadas, mesas de madera reciclada y la gestión cuidadosa de los materiales del antiguo restaurante Arturo reflejan un compromiso firme con la reducción de la huella energética.

Texto: Marta Sanz
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