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Escuela Bauhaus: cien años de arquitectura, arte y diseño

22 / 11 / 2019

Fundada por el arquitecto alemán Walter Gropius, la legendaria Escuela Bauhaus abrió sus puertas en 1919 y aunque duró solo 14 años su legado sigue vigente. Este año se conmemora el centenario de esta institución, responsable de una de las corrientes artísticas más revolucionarias e innovadoras en la historia y la primera escuela de arte verdaderamente moderna.

Cien años después, la Bauhaus sigue de plena actualidad y sus productos se siguen imitando, desarrollando y reeditando con éxito hasta nuestros días. Desde Casa Decor celebramos su centenario con un breve recorrido por la historia de esta emblemática escuela que revolucionó e influyó en el diseño como lo conocemos hoy en día.

Edificio principal de la Universidad-Bauhaus en Weimar. Construida (entre 1904 y 1907) por el arquitecto, diseñador industrial y pintor belga Henry van de Velde para albergar estudios de escultura de la Escuela Gran ducal-Sajona de Artes Aplicadas. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996.

La Bauhaus en Weimar, Dessau y Berlín

A principios del siglo XX, Weimar, la capital del Ducado de Sajonia-Weimar, se convirtió en un centro del arte moderno. Allí el arquitecto, diseñador industrial y pintor belga Henry van de Velde dirigió la famosa escuela de la ciudad construyendo una de sus sedes y puso los cimientos para que más adelante Walter Gropius, que le sustituyó, la convirtiera en la famosa Bauhaus.

La Bauhaus cuenta con tres periodos históricos importantes: un primer periodo, en Weimar, con la dirección de Walter Gropius; una segunda etapa en 1925 con su traslado a Dessau y el nombramiento de un nuevo director Hannes Meyer, que más tarde sería sustituido por Ludwig Mies van der Rohe. Y finalmente, el traslado de la escuela a Berlín hasta su cierre definitivo en 1933, perseguida por las fuerzas nazis que la tacharon de «nido de comunistas».

Vestíbulo de la Escuela Bauhaus de Weimar con escalera Jugendstil (estilo modernista).

Estética y funcionalidad

Cuando Gropius fue elegido director de la escuela de arte, recogió todas las influencias del Deutscher Werkbund, un grupo de artistas, arquitectos y diseñadores con el que Walter Gropius había colaborado desde 1907. Este grupo, radicado en Munich, gustaba de crear objetos simples, sobrios y funcionales que aunaban el diseño con lo mejor de los procesos industriales que se estaban desarrollando en esa época.

Es así como, a partir de 1919, el arquitecto denominó Bauhaus a «su escuela», decidido a acercar la artesanía y el arte a la industria. En poco tiempo, el centro se desligó de otras instituciones similares y consiguió desarrollar una personalidad propia, en gran medida por lo revolucionario de su método de enseñanza.

El objetivo de la Bauhaus, literalmente “casa de la construcción”, no era solo enseñar arquitectura y ceñirse a la construcción de edificios. El arquitecto deseaba, además, crear una nueva clase de artistas que pudiera involucrarse en todas las disciplinas. Era la fusión ideal entre la creación artística artesanal y la producción industrial: combinar el componente técnico y funcional de un objeto con su valor estético era el objetivo final de cualquier proyecto.

Además de por su alto valor arquitectónico, este edificio de la Bauhaus en Dessau es una referencia histórica de innegable importancia en la renovación de las artes del siglo XX. Actualmente está inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Fotografía de Lucía Moholy, fotógrafa oficial de la Escuela entre 1923 y 1928. 

Productos bellos, útiles y vendibles

Los estudiantes de la escuela debían seguir un programa de estudios que incluía materias relacionadas con las bellas artes, pero también las últimas técnicas en diseño para conseguir objetos que fuesen comercialmente viables. Al comenzar su formación, se veían inmersos en cursos relacionados con el estudio de materiales, teorías del color y de la forma, o diferentes aspectos teóricos y prácticos de las artesanías.

Los resultados fueron extraordinarios. La Bauhaus produjo una diversidad increíble de productos, desde lámparas de mesa, con sus pantallas de aluminio orientables y sus brazos articulados, hasta juegos de ajedrez. Todos los diseños se distinguían por su funcionalidad y elegancia. Eran simples y útiles y su simplicidad los hacía bellos. En una época en que primaba la ornamentación, este diseño simplificado era revolucionario. Así, la Bauhaus pronto llamó la atención de artistas, arquitectos y creativos experimentales como Paul Klee, Mies van der Rohe o Josef Albers, que pasaron a formar parte del equipo docente.

Silla Wassily de Marcel Breuer, bautizada así en honor del artista abstracto Wassily Kandinsky; la primera silla de diseño compuesta por una única barra de metal tubular que ha revolucionado la historia del mobiliario moderno. A la derecha, la silla Brno de Mies van der Rohe, diseñada entre 1929 y 1930 para el comedor del matrimonio Tugendhat, en Brno.
«En el óvalo claro», obra del artista abstracto Wassily-Kandinsky.

Años de esplendor en Dessau

En 1924, los liberales que apoyaban a la Bauhaus fueron derrotados y el nuevo partido conservador cortó los fondos destinados a la escuela. El 1 de abril de 1925, exactamente seis años después de su inauguración, la Bauhaus fue obligada a cerrar sus puertas. Pero para entonces era conocida mucho más allá de Weimar y otra ciudad alemana, Dessau, acogió a la Bauhaus. En esta nueva etapa vivió la Bauhaus su época de mayor esplendor, y fue en esta ciudad donde Walter Gropius proyectó un edificio que pronto se convirtió en un icono que ejemplificaba los principios de la escuela.

Se trataba de una de las edificaciones más emblemáticas en el ámbito de la educación y la arquitectura con ventanales en muro cortina y hormigón armado. A este periodo se uniría Marcel Breuer en el taller de muebles y Herbert Hayer en tipografía, entre otros.

Los diseñadores de la Bauhaus creaban objetos estéticamente agradables que podían reproducirse en serie con la intención de ponerlos a disposición de un amplio público. Las técnicas industriales modernas ofrecían la posibilidad de trabajar materiales considerados inusuales en la producción de muebles de la época, como acero, vidrio, contrachapado y plástico, para facilitar la producción en serie y promover la idea de gran utilidad y practicidad.

«Grupo de casas en primavera», obra de Johannes Itten, profesor de la Bauhaus desde su fundación.

Berlín, cierre definitivo

El ámbito político siempre estaría presente en la Bauhaus, debilitada poco a poco ante diferentes posturas, Gropius presenta su renuncia en 1928 y fue sustituido por Hannes Meyer. En 1930 las autoridades municipales de Dessau despidieron a Meyer por «tendencias comunistas» y en 1931 los nazis ganaron las elecciones locales. Una de sus promesas de campaña había sido cerrar la Bauhaus, a la que llamaban un centro de «bolchevismo cultural». Afortunadamente el edificio diseñado por Gropius sobrevivió y aún existe, pero los estudiantes y profesores huyeron.

Muchos de ellos encontraron un nuevo hogar en una vieja fábrica en Berlín y la escuela pasó a estar dirigida por el brillante arquitecto Mies van der Rohe, quien trató de excluir a la Bauhaus de cualquier conflicto político expulsando a estudiantes de orientación comunista. Sin embargo, Hitler clausuró la escuela tras su ascenso al poder en 1933. Durante ese año, varios integrantes se mudarían a Estados Unidos para continuar con el legado de la Escuela en la Ciudad de Chicago y regresarían a Alemania en 1951 en Ulm bajo la dirección de Tomas Maldonado hasta 1966.

Un grupo de alumnas del taller de textiles en la escalera de la Bauhaus, 1927. T. Lux Feininger/Bauhaus-Archive, Berlín.
«Infusor de té», diseñado en 1924 por la artista alemana Marianne Brandt. Objeto Bauhaus por excelencia, este infusor aún goza de cierto reconocimiento y fama, tanto que se vendió recientemente en una subasta de Sotheby’s por 360 mil dólares. El concepto de composición comienza una vez más de la revisión de un objeto tradicional, obteniendo un resultado completamente innovador y sorprendente.
Silla Barcelona, firmada por Mies van der Rohe, y que algunos atribuyen a su pareja, Lilly Reich. En la imagen, las sillas y los bancos están en la reconstrucción que se hizo en 1986 del pabellón alemán que diseñaron ambos para la Exposición Universal de Barcelona en 1929.

La mujer en la Bauhaus

De entre todas las figuras que salieron de la irrepetible escuela de la Bauhaus y que tanta repercusión han tenido en la arquitectura, el diseño y las artes aplicadas, muchas de ellas fueron mujeres. En la idealizada y feliz década de los años 20, la Escuela Bauhaus se distinguía por ser un centro innovador que no ponía ningún impedimento a la entrada en sus aulas de mujeres.

Aunque no era la primera escuela superior mixta de Alemania, sus requisitos de admisión dejaban meridianamente claro que tenía las puertas abiertas a «todas las personas sin antecedentes, sin limitaciones de edad ni sexo, cuya preparación sea considerada suficiente por el consejo de maestros de la Bauhaus y mientras se disponga de plazas suficientes». Esto animó a las jóvenes emancipadas y con vocación artística, que se matricularon atraídas por las promesas de igualdad de los folletos del centro más progresista de la época.

Si bien es verdad que la inclusión en sus aulas dio como resultado una grandiosa generación de diseñadoras, pintoras, ceramistas e incluso arquitectas, no lo tuvieron nada fácil a la hora de equipararse a sus compañeros hombres. Este grupo de profesionales, que en la actualidad están reconocidas mundialmente, tuvieron que rebelarse para evitar ser relegadas a «talleres exclusivamente femeninos», como el de textil o cerámica.

Muchas de ellas lograron reivindicarse a través de sus obras que hoy se conservan en los mejores museos del mundo. Figuras como Marianne Brandt cuyos diseños, bajo licencia del Archivo Bauhaus de Berlín, comercializa hoy día la firma Alessi;Alma Buscher, cuyos diseños de mobiliario infantil se siguen fabricando hoy, entre otras otras muchas que han logrado pasar a la historia a pesar de su invisibilidad inicial.

Sobre estas líneas, el Museo Bauhaus de Dessau, inaugurado el pasado mes de abril. Un espacio de 2.100 metros cuadrados diseñado por del estudio barcelonés Addenda Architects, que ganó el concurso internacional en 2015, al que se presentaron 831 proyectos. Se trata de una arquitectura simple y clara y se conecta con la naturaleza del contexto con una fachada de vidrio que refleja el paisaje desde el exterior y que permite vistas amplias desde el interior.
Conjunto de mesas-nido, de Josef Albers, diseñadas entre 1926 y 1927. Concentra todos los principios de la Bauhaus: los colores primarios (amarillo, blanco, rojo y azul). La combinación de los materiales utilizados también es nueva: el roble macizo para la estructura y el vidrio acrílico lacado para el tablero.

Homenaje en exposiciones y eventos

Para conmemorar el centenario de la escuela que revolucionó el pensamiento artístico, son numerosas las exposiciones y eventos, que se están celebrando este año, repartidos por todo el mundo. Algunos clausurados ya, otros seguirán, incluso, hasta principios del año que viene, como la muestra, que se podrá ver hasta el próximo 12 de enero en el Museo Thyssen Bornemisza, de Madrid, que incluye obras de profesores de la Bauhaus como Johannes Itten, Lyonel Feininger, Paul Klee, Wassily Kandisky, Lászlo Moholy-Nagy, Oskar Schlemmer y Josef Albers, que fueron mostradas en la primera gran exposición de la escuela, organizada en el verano de 1923. Por su parte, la Berlinische Galerie de Berlín indaga en la historia detrás de 14 objetos seleccionados, arrojando luz sobre el trabajo que se desarrollaba en la escuela y poniendo en primera línea, la relación entre tecnología y diseño que impulsó el movimiento. ¡Una ocasión fantástica para descubrir su legado!

Texto: Carmen González
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