Descubrimos 8 de los edificios más emblemáticos del Barrio de Las Letras
Cuando Casa Decor entró en la Casa de Tomás Allende, de la emblemática Plaza de Canalejas, para dar forma a su 56ª edición, fuimos conscientes de que entrábamos a formar parte del día a día de uno de los espacios urbanos más fascinantes y animados de Madrid.
En estos días, mientras que cada espacio de la Casa va tomando forma y avanza «sin prisa, pero sin pausa», según la expresión popular, como si fuesen pequeñas partes de un todo que conviven dentro del singular engranaje que es Casa Decor, hemos dado una vuelta por los alrededores para descubrir algunos de los lugares y edificios más interesantes e imprescindibles que podréis ver después de vuestra visita a Casa Decor 2021.
Conscientes de que es imposible abarcar todas las zonas que nos gustaría, hay muchas cosas que ver, demasiadas, vamos a pasear de manera pausada por tres plazas que comparten buena vecindad con la nuestra y contemplar sus edificios sin prisas, los más conocidos y los que, en algunas ocasiones, pasan inadvertidos. En esta ocasión, hemos elegido el triángulo formado por La Puerta del Sol, La Plaza de las Cortes y La Plaza de Santa Ana, estos serán nuestros destinos.
Puerta del Sol, «como hemos cambiado…»
El edificio más antiguo de la Puerta del Sol es la Real Casa de Correos y en ella destaca el reloj de torre que fue construido y donado en el siglo XIX por José Rodríguez de Losada, y cuyas campanadas de las 12 de la noche del 31 de diciembre marcan la tradicional toma de las doce uvas de una inmensa mayoría de españoles. Será esta Casa de Correos la que empiece a sentar las bases urbanísticas de lo que hoy es la Puerta del Sol y su creciente importancia como punto céntrico de Madrid.
Desde el punto de vista arquitectónico, el aspecto actual de la Puerta del Sol de Madrid quedó configurado en la segunda mitad del siglo XIX, con la construcción de la mayoría de los actuales edificios. De los ricos comerciantes, nobles y empresarios de la oligarquía del momento que los levantaron, aún queda alguna representación en la plaza.
Pero el panorama hoy, por supuesto, ha cambiado totalmente, se ha hecho más variado. Y no solo por las grandes marcas como El Corte Inglés (en las cinco plantas del número 10), las grandes cadenas de comida rápida (Kentaucky y French Chicken en el 9) o la tienda Apple (en el 1) que conviven con los clásicos hostales y establecimientos centenarios que se mantienen todavía.
En uno de ellos, la tienda de abanicos Casa Diego (en el número 14), es en el que hemos querido hacer nuestra primera parada. Merece la pena pararse un momento a contemplar sus escaparates. Fundada por Manuel de Diego como tienda taller en 1823, sus sucesores siguen fabricando sus productos artesanalmente. Firma exclusiva, que les ha llevado a trabajar para casa reales de todo el mundo. Sus famosos abanicos de nácar, mantones, paraguas, sombrillas, peinetas, bastones… y otros complementos artesanos que serán un perfecto regalo o recuerdo.
Cuadrigas en el cielo de Madrid
Salimos de la Puerta del Sol por la calle de Alcalá, porque queremos que os fijéis en dos edificios que se encuentran frente a frente, separados por el nuevo Centro Canalejas Madrid, del que ya os hemos hablado.
Ahora, tenéis que mirar hacia arriba para admirar la altura y majestuosidad del edificio de la antigua sede del Banco de Bilbao. Construido entre 1920 y 1923, el arquitecto bilbaíno Ricardo Bastida, dada la situación esquinada del edificio, ideó una fachada curva. Bastida diseñó y construyó una fachada monumental simétrica, flanqueada por dos torres con decoración escultórica, elementos que más caracteriza al edificio, diferenciándolo de los circundantes.
Se trata de dos cuadrigas tiradas por cuatro caballos cada una. El autor de la obra es el también bilbaíno Higinio Basterra, que diseñó dos esculturas en bronce de más de doce toneladas cada una. Los caballos van al trote y las 16 patas delanteras sobresalen de la torre, quedando en el aire, sobre la acera. El artista sitúa a los aurigas, no dentro del carro, sino sobre él. Lo hace así para que los jinetes sean visibles desde el suelo.
Casino de Madrid. No menos singular es este edificio cuyo estilo arquitectónico pertenece a una época en la que el modernismo comenzaba a estar de moda en las capitales europeas. Desde su diseño en 1903, el estilo preponderante desde el punto de vista arquitectónico se acercaba al eclecticismo tardío compuesto de retazos medievales con mezclas de estilo arquitectónico francés (neobarroco francés). No será hasta el año 1910 (en un largo proceso de edificación que duró cinco años) cuando se terminen las obras. Del exterior se destaca, a pie de calle, la entrada de carruajes con puerta de rejería. De las dependencias del interior es importante mencionar la escalera de acceso (Escalera de Honor) ubicada en el Patio de Honor, que posee un destacado protagonismo. La escalera es diseño de José López Sallaberry y obra del escultor romántico Ángel García Díaz.
Plaza de las Cortes a ritmo de carrillón castizo
Caminamos apenas unos metros por la calle Sevilla hasta llegar a nuestra querida Plaza de Canalejas para descender por la Carrera de San Jerónimo hasta La Plaza de las Cortes. No cabe duda de que esta plaza cuenta con muchísimos focos de atención. El primero, el edificio que le da el nombre y a sus felinos guardianes, popularmente conocidos como Daóiz y Velarde. Levantado entre los años 1843 y 1850 sobre el solar del Convento del Espíritu Santo, en cuyo interior, curiosamente, se llegaron a celebrar algunas sesiones de las Cortes.
Si nos situamos en el centro de la plaza, llaman nuestra atención dos edificios que ayudan, y mucho, a impulsar la sensación de estar en una ubicación cosmopolita y elegante. Se trata de dos establecimientos hoteleros de primerísimo nivel como el Hotel Villa Real o el ilustrísimo Palace, éste último construido en un tiempo récord, entre los años 1911 y 1912, aprovechando el solar que, anteriormente, cobijaba el Palacio de los Duques de Medinaceli. La construcción fue posible así de rápido gracias a la utilización de un material novedoso en aquel momento como era el hormigón armado. Este hotel merece un poco de nuestro tiempo para entrar y admirar su magnífica cúpula.
Sin embargo, si por algo hemos llegado hasta aquí ha sido por la instalación poco conocida del carillón que en este lugar se puede disfrutar en la fachada blanca del edificio sede de la compañía Plus Ultra Seguros, único en España con piezas móviles. Las figuras fueron diseñadas por el dibujante y escritor Antonio Mingote y modeladas por el escultor holandés Nicolas Van Ronkenstein. Éstas representan a Carlos III, a la Duquesa de Alba junto a su caniche, al pintor Francico de Goya, al torero Pedro Romero y a una ‘manola’, la típica mujer castiza madrileña. Los cinco, vestidos según los cuadros de Goya, llevan desde 1993 saludando, al menos dos veces al día, a todo aquel que se coloque a los pies del balcón. La música proviene de dieciocho campanillas instaladas a ambos lados del reloj.
Plaza de Santa Ana, cultura y animación
Finalizamos nuestro breve pero intenso paseo por el corazón del Barrio de Las Letras hasta llegar a la Plaza de Santa Ana, uno de los enclaves más visitados de la capital. En esta primera plaza peatonal que tuvo Madrid desde 1925, cultura y ocio conviven en perfecta armonía. Nos sentamos en una de las numerosas terrazas que la rodean para contemplar sus dos edificios más emblemáticos.
A un lado, el Teatro Español que se levanta en el lugar donde mucho antes estuvo uno de los corrales de comedias más famosos, el Corral del Príncipe, abierto en 1583. En 1600 se le añadiría una planta más, y entre 1627 y 1636, otras dos, incorporando en este caso los aposentos laterales, evidentes prefiguraciones de lo que luego serían los palcos. En 1802, un pavoroso incendio dejó apenas la fachada en pie. El encargado en reconstruirlo fue Juan de Villanueva. La fachada neoclásica del actual edificio –con no pocos retoques a causa de incendios sucesivos– es responsabilidad suya.
En el lado opuesto, la fachada más señorial y elegante del lugar, el hoy Hotel ME Madrid. Alojamiento que anteriormente se llamó Reina Victoria y que, originalmente, albergó los Almacenes Simeón. Construido sobre un solar trapezoidal, se caracteriza por sus miradores acristalados, su fachada blanca (de noche iluminada, es un verdadero espectáculo) y por su peculiar e inmenso pináculo con final redondo. Como curiosidad, durante el tiempo que fue Hotel Reina Victoria, era denominado popularmente el «hotel de los toreros» ya que muchos de ellos se alojaban aquí cuando venían a torear durante las Fiestas de San Isidro. Algunos utilizaban la misma habitación del hotel, como el maestro Manolete que ocupaba siempre la 220.
“Oans, zwoa, g’suffa!” – Uno, dos, ¡para dentro!
Hemos llegado al final de nuestro pequeño, pero interesante periplo. No sin antes, tomarnos una o dos cervecitas bien frías en la Cervecería Alemana. Abierta en marzo de 1904, por un grupo de industriales alemanes para el exclusivo consumo de cerveza, cuenta con una decoración que se ha mantenido prácticamente inalterada hasta nuestros días. En 1.924, Ramón González Peláez, asturiano que con muy pocos años había emigrado a Madrid para trabajar en distintos establecimientos del Paseo de La Florida, se hizo cargo de La Alemana, iniciando así el negocio familiar que tras dos generaciones siguen atendiendo con la ilusión de mantenerlo como un referente de los locales clásicos de Madrid.
Somos conscientes de que nos queda mucho por ver, que nos hemos dejado en el camino infinidad de edificios emblemáticos que quizás hayáis echado de menos, lo sabemos. No obstante, ahí seguirán por muchos cambios que se produzcan y en una próxima ocasión les daremos el valor que se merecen. De momento, volvemos a nuestra Casa para proseguir con nuestro trabajo hasta acabar los proyectos decorativos que están en marcha y que culminarán en una nueva edición única y sorprendente.
¡Os esperamos a partir del 13 de mayo! en Canalejas 3.