Casa Decor 1997: así fue nuestra primera edición en Chamberí
Casi tres décadas después, Casa Decor vuelve a Chamberí, donde en 1997 celebró su primera edición fuera del barrio de Salamanca. El edificio de Almagro 5, antigua sede del Instituto Británico, sirvió como telón de fondo para una Exposición que supo capturar las tendencias y el espíritu innovador de los 90. Este año, Casa Decor se instala en Sagasta 33, una joya arquitectónica de finales del siglo XIX, propiedad de Impar Capital, con una mirada renovada pero cargada de nostalgia por aquella primera aventura en el barrio. En este artículo, recordamos cómo fue Casa Decor Madrid 1997, mientras nos preparamos para descubrir las sorpresas que nos deparará esta nueva cita en el corazón de Chamberí.
El edificio de Almagro 5: elegancia y sobriedad neoclásica
La edición de 1997 de Casa Decor tuvo como sede el edificio de la calle Almagro 5, construido en 1920, a tan solo unos metros de la plaza de Alonso Martínez. Este imponente casón, diseñado bajo los principios de la ideología neoclásica, destacaba por su sobriedad y monumentalidad entre los elegantes inmuebles del distrito de Chamberí. En 1944, el Gobierno Británico lo adquirió para ampliar su embajada en Madrid, y más tarde se convirtió en la sede central del Consejo Británico. La construcción, que fue también sede de la edición de 1999, es hoy un centro socioeconómico, cultural y empresarial.
La Exposición de 1997
La edición de Casa Decor 1997 fue una explosión de creatividad y estilo. El casón de Almagro 5 ofrecía con sus grandes espacios la posibilidad de crear los estilos más diversos. Triunfaron el eclecticismo y la flexibilidad; el clasicismo se renovó con nuevas interpretaciones y los ambientes se volvieron cosmopolitas; objetos étnicos, arte africano y detalles exquisitos se combinaron con muebles de líneas clásicas y textiles sofisticados, y las paredes se pintaron en tonos atrevidos.
El talento de los profesionales quedó demostrado con creces sobre unos proyectos repletos de imaginación, que dieron lugar a controversias y contrastes interesantes, pero que, sobre todo, resultaron útiles.
Casa Decor 1997 consolidó su posición como plataforma para las propuestas más innovadoras del diseño de interiores.
Los espacios y los profesionales de aquella edición
En la edición de Casa Decor 1997 participaron más de 60 profesionales, quienes diseñaron un total de 48 proyectos. Destacaron nombres como Pascua Ortega, Teresa Sapey, Diego Rodríguez, Javier Castilla, Luis Galliussi, Ágatha Ruiz de la Prada y Rosa Bernal, que se han convertido en referentes del interiorismo español.
La exposición albergó una amplia variedad de estancias, cada una de las cuales reflejó las tendencias más pujantes de la época: desde salones como los de Elena Roque, Noel Marichalar y Ana Celdrán, hasta dormitorios como los de Manuel Figueroa y Teresa Cordero; pasando por bibliotecas y salas de lectura como la de Mercedes González-Ruano, Catherine Grenier y Mario Blanco; cocinas con comedor como la de Emma Arenzana y María Merry del Val; cuartos de baño como los de Maraya Meseguer y María Botas; y habitaciones infantiles, como las que diseñaron Sonia Gómez Mira y Mª Victoria Urrutia, entre otros muchos proyectos.
¿Y cómo decorábamos nuestras casas en los años 90?
En la década de los noventa, nadie ponía en duda que el salón era la estancia más importante de la casa y como tal ocupaba un lugar de privilegio tanto para recibir a amigos y familiares como para lucir las mejores piezas de mobiliario y objetos decorativos. Se llenaban de antigüedades, cuadros, espejos… En cuestión de textiles, grandes alfombras cubrían los suelos y triunfaban las telas de seda, de algodón, de damasco convertidas en estores, visillos, cortinas voluminosas. Todo ello acompañado por mesas de camilla con faldas y sobrefaldas donde se apoyaban lámparas de sobremesa de tamaño XXL.
En cambio, los comedores mantenían un aire señorial con mesas grandes rodeadas de sillas tapizadas. También las decorativas lámparas de techo (unas veces de cristal y otras adornadas con tulipas), los tupidos cortinajes que vestían las ventanas y las alfombras contribuían a crear ese ambiente lujoso de otras épocas.
Las salas o zonas estar eran un tipo de estancia muy habitual a finales del siglo pasado. Eran espacios cómodos, con sillones, estanterías repletas de libros y recuerdos, y a menudo un equipo de música, ideales para el descanso o el ocio familiar.
Las cocinas vivieron una auténtica revolución, con la introducción de materiales como el acero inoxidable y las islas centrales, preámbulo de las tendencias actuales. Los dormitorios buscaban la serenidad y el confort, con paletas de colores suaves y detalles naturales que transmitían tranquilidad. Los baños, por su parte, comenzaron a transformarse en espacios para el relax, mientras que las habitaciones infantiles se convirtieron en pequeños mundos de fantasía, pensados para estimular la creatividad de niños y niñas.
En 1997, Casa Decor llegó por primera vez a Chamberí con una edición que rompió moldes en Almagro 5. Ahora, casi 30 años después, Sagasta 33 recoge el testigo con la promesa de volver a sorprendernos. Porque si aquello marcó un antes y un después, lo que está por venir no será menos.
