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Tal como éramos

El salón de música de Diego Rodríguez: un proyecto de 2010 que sigue inspirándonos

31 / 10 / 2024

Ahora que bajan las temperaturas, resulta especialmente tentador refugiarse en un lugar como el salón de música que el interiorista Diego Rodríguez, de Concepto DR, diseñó en Casa Decor Madrid 2010, en el cual el diseño y la música invitaban a la desconexión total. Un proyecto que, más de una década después de su creación, sigue siendo sumamente actual: tonos verdes profundos que recuerdan a la naturaleza, texturas que aportan calidez y detalles que inspiran tranquilidad. 

Un espacio diseñado para la contemplación y la inspiración

La elección del nombre del proyecto, «La música en su espacio«, refleja la intención del interiorista de crear un ambiente que no solo fuera visualmente atractivo, sino que también evocara sensaciones asociadas a la música.

Rodríguez utilizó los tonos verdes y blancos para potenciar una atmósfera de calma y sofisticación y complementó esta paleta cromática con detalles que invitaban a disfrutar de cada momento. Las piezas decorativas –como las campanas de cristal que ves sobre la mesa– aportaban un toque delicado y casi de colección; plantas de gran tamaño reforzaban la conexión con la naturaleza y accesorios como los cojines de lino blanco que cubrían el sofá, hacían de este salón el lugar ideal para desconectar, leer o simplemente dejarse llevar por la música en un ambiente sereno.

Un piano de cola, pieza protagonista

Visible desde todos los ángulos y perfectamente integrado en la atmósfera de sofisticación del espacio, el piano de cola era un elemento decorativo de gran impacto que, al estar orientado hacia los asientos, permitía disfrutar de la música como parte de la experiencia compartida.

Los sofás y sillones estaban dispuestos en torno a una amplia mesa de centro, creando un entorno propicio para la conversación y la interacción sin interrumpir la vista hacia el piano. Este tipo de distribución es muy práctica para reuniones sociales y eventos íntimos, ya que permite que todos los presentes se mantengan en contacto visual y puedan participar sin esfuerzo en una atmósfera cómoda. Además, el diseño dejaba suficiente espacio libre para circular cómodamente.

El arte como punto focal

Los dos cuadros de guerreros que decoraban una de las paredes tenían mucho presencia en el espacio, tanto que eran una de las primeras cosas que llamaban la atención al entrar al salón. Con rostros serios y trajes de armadura, estas piezas rompían la neutralidad de la decoración y otorgaban al ambiente un carácter único. Además, reflejan una tendencia que sigue vigente: obras de gran formato que, además aportar riqueza visual, añadían profundidad al ambiente. Invitaban a detenerse, observar y reflexionar sobre la historia que podrían estar contando esos guerreros.

A nivel práctico, piezas como estas son un recurso fantástico para añadir personalidad a cualquier espacio, sin necesidad de sobrecargar la decoración.

Juego de texturas

El salón diseñado por Diego Rodríguez destacaba también por una mezcla de texturas y colores que le daba un aire sofisticado y acogedor a la vez. Los textiles en tonos verdes oscuros y neutros creaban un atractivo contraste con el blanco impoluto del sofá, mientras que la alfombra aportaba una base cálida y unificaba el espacio.

Los sillones y otomanas en un potente verde esmeralda rodeaban una mesa de vidrio que reflejaba la luz y añadía un toque de ligereza visual. Las pesadas cortinas negras y los detalles decorativos, como la planta exuberante y el chandelier de cristal en el centro, completaban un ambiente refinado. Todo parecía estar listo para disfrutar de una tarde de música y buena compañía en un entorno que mezclaba elegancia y calidez natural.

Entre lo clásico y lo contemporáneo

La pared principal del magnífico salón se cubrió de espejos ahumados con un original acabado al óxido; un mural que, además de profundidad y amplitud visual, daba al ambiente un encanto casi teatral. Lejos de ser solo un fondo, envolvía todo el espacio en una atmósfera elegante y evocadora.

En definitiva, el salón de música que Diego Rodríguez diseñó en 2010 es ese tipo de espacios en los que te sientes cómodo al instante. Un lugar sofisticado, donde el arte, el interiorismo y la pasión por la música se entrelazan en un proyecto que nos recuerda que los espacios bien concebidos no solo se habitan, sino que se viven y se disfrutan plenamente.

Fotos: Casa Decor

Texto: Marta Sanz
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