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Cocinas

Una cocina de estilo high-tech con pinceladas mediterráneas

02 / 11 / 2019

En nuestros particulares ‘saltos temporales’ por la historia de las ediciones de Casa Decor, hoy retrocedemos 20 años. En 1999, la edición madrileña repetía ubicación instalándose por segunda vez en la antigua sede del Instituto Británico (la primera fue en 1997). Allí volvieron a darse cita las tendencias más actuales del diseño de interiores y de la decoración.

Fin de milenio

En este edificio histórico de 1920 de la calle Almagro, en el distrito de Chamberí, un total de 57 equipos de interiorismo, arquitectura y paisajismo se encargaron de transformar sus seis plantas en 37 espacios que reflejaban los cambios que imponía el fin de milenio y la entrada a un nuevo siglo. En aquella ocasión, las cocinas cobraron especial protagonismo, incluyéndose entre las propuestas más vanguardistas. Entre ellas, este espacio de estética high-tech, líneas depuradas y un mural de gran formato como elemento decorativo que repasamos en este post.

Arte mural a gran escala

Con un estilo moderno y funcional, en esta cocina proyectada por la interiorista Elena Roqué, donde compartían protagonismo la madera, el acero y el cristal, resaltaban la nueva gama de muebles de la firma Arclinea, que se presentaban en España en aquel momento y los últimos modelos de alta gama de electrodomésticos firmados por Gaggenau.

Para contrarrestar la apariencia industrial y minimalista, dominada por el acero y el cristal y otros elementos fríos, la interiorista contó con la colaboración del artista Fernando Saenz del Campillo que se encargó de aportar calidez al espacio con la pintura de las paredes en tonos sienas y ocres patinados y envejecidos y la incorporación de un bodegón de gran impacto visual (acrílico plastificado y lavable) en la pared central.

De líneas rectas y criterios innovadores

Esta cocina se distribuyó en bloques de trabajo autónomos a lo largo de las cuatro paredes del espacio. En la pared central se planificó la zona de cocción con amplias encimeras de acero inoxidable y muebles bajos. A un lado, un imponente frente de armarios de suelo a techo acoge una espaciosa vitrina y una zona de horno. En la pared contigua se instaló un frigorífico y vinoteca de tamaño industrial. Al otro lado, se colocó el fregadero en paralelo a una columna con el lavavajillas y el horno microondas.

Piezas de diseño

Esta óptima disposición del mobiliario permitió la colocación de una mesa, que con su formato en cristal y acero se convertía en una pieza con máxima visibilidad. Se trata del modelo Nomos creado por Norman Foster, un diseño de apariencia ligera cuya neutralidad estética permite usarla en entornos diversos: como mesa de trabajo, de comedor o, como en este caso de cocina.

Materiales resistentes

Otro de los elementos a destacar en este proyecto es el suelo. Sobre la cubierta de cemento se realizó un mosaico pintado con pinturas y barnices especialmente resistentes para aplicar directamente sobre el cemento. Tenemos que decir que este mosaico fue capaz de resistir sin uno solo arañazo las miles de pisadas del público que entró a visitar este espacio de la edición de Madrid 1999.
Fotos: archivo de Casa Decor.

Texto: Carmen González
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