Un hotel de Madrid con el sello de Manuel Espejo
En una ubicación inmejorable, entre la Puerta del Sol y la Plaza de Ópera de Madrid, se encuentra el Hotel Francisco I, un alojamiento de cuatro estrellas que, a lo largo de los años, ha sufrido varias transformaciones para adaptarse a los nuevos tiempos. La última reforma, dirigida por Manuel Espejo, ha dado como resultado un espacio confortable y con mucho estilo. El interiorista ha logrado un equilibrio perfecto entre los distintos ambientes, dotando a las habitaciones de una gran flexibilidad y funcionalidad.
Habitaciones cómodas, elegantes y acogedoras
El proyecto de reforma del Hotel Francisco I, con sus seis alturas y noventa habitaciones, se llevó a cabo de manera meticulosa. La planificación se hizo por plantas, lo que permitió evitar el cierre del hotel durante el tiempo que duraron las obras. Cada detalle del diseño fue cuidadosamente seleccionado con el objetivo de lograr un equilibrio estético impecable, al mismo tiempo que se cumplían los más estrictos requerimientos funcionales. El resultado final es un espacio que combina belleza y funcionalidad de manera excepcional, ofreciendo a los huéspedes una experiencia única en el corazón de Madrid.
Equilibrio perfecto entre lo antiguo y lo moderno
La reforma respetó la personalidad histórica del edificio. Así, las habitaciones conservan las vigas de madera originales, que aportan un encanto auténtico a los espacios. Este elemento histórico contrasta de manera elegante con el mobiliario de estilo contemporáneo y las obras de arte, todo diseñado por Manuel Espejo. El interiorista ha dejado su sello en cada rincón del hotel, desde los cabeceros entelados hasta las sillas tapizadas con tela de Gancedo o las persianas venecianas de madera que tanto le gusta poner en sus proyectos.
Elegancia clásica
El interiorismo se caracteriza por una base neutra, con paredes y techos en un elegante blanco, un color que potencia la luminosidad y amplía visualmente el espacio. Sin embargo, para dar un toque de profundidad y geometría, se incorporó una línea negra perimetral que recorre las paredes, aportando un atractivo contraste visual. El suelo es de madera de roble natural con rodapié de gran formato en color blanco.
Entre los elementos de la decoración, destaca la pared del cabecero que, sin duda, juega un papel decisivo a la hora de crear esa sensación de confort que domina en todas y cada una de las habitaciones. Manuel Espejo optó por enmarcar la cama en un gran cuadro tapizado en gris oscuro y rematado con molduras blancas, que da un toque señorial al ambiente. Sobre este frente, se apoyan los cabeceros tapizados en el mismo tono de la pared. Este contraste entre el oscuro y el blanco agrega una capa adicional de interés visual al diseño, contribuyendo a la atmósfera acogedora y estilizada del hotel.
Las habitaciones cuentan también con una pequeña zona de trabajo, con un escritorio de metal lacado y encimera en Dekton, de Cosentino; un material que asegura un acabado perfecto y una resistencia idónea al uso intensivo propio de los hoteles.
Diseños a medida
Todas las piezas de mobiliario fueron diseñadas y realizadas a medida ex profeso para el hotel Francisco I: desde las mesillas de noche hasta los muebles, maleteros y armaritos que combinan madera de roble con Dekton en un elegante y sobrio negro mate liso.
Simetría y contraste también en los baños
Siguiendo la misma línea, los baños de las habitaciones son espacios modernos y agradables que han sido diseñados con un enfoque en la simetría y la elegancia. El que vemos sobre estas líneas, se compone de una estructura de metal negro con encimera de Dekton, sobre la que se apoyan dos lavamanos cuadrados. En la pared, se han instalado dos espejos rectangulares que, no solo cumplen una función práctica, sino que también reflejan la iluminación y el espacio y dos apliques que proporcionan una luz suave.
Fotos: fhe.es